La electromovilidad, el inicio de una transición energética

La infraestructura y la reducción de costos de los autos eléctricos y sus insumos: un reto a vencer durante los próximos años

ARACELI CALVA 

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Ante la urgente necesidad de transitar hacia el uso de energías limpias, cuyo aprovechamiento genera muy baja afección al medioambiente, la electromovilidad es una de las grandes soluciones pero, para lograrla en los próximos años, la industria se enfrenta a grandes retos. La electromovilidad permite a los vehículos transportarse sin realizar combustión interna y quemar combustible para generar su marcha; en su lugar, utiliza electricidad. Un automóvil eléctrico es muy similar al de combustión interna, que es el que usamos hoy en día; la gran diferencia es que este último tiene un tanque de gasolina y un motor que, al quemar el combustible, produce emisiones que salen por un escape y contaminan al medio ambiente. El eléctrico no: la batería alimenta al motor y eso es lo que genera su propulsión. Sin embargo, a pesar de las ventajas que dará al medio ambiente la electromovilidad, todavía hay mucho que resolver. La energía ahí está, solo hay que darle soluciones para que los vehículos eléctricos sean una alternativa funcional y accesible para toda la sociedad.

INFRAESTRUCTURA Y ALTOS COSTOS

Sergio de la Vega, CEO de Citizens Resources, empresa de innovación energética, señala que la electromovilidad presenta grandes desafíos a resolver. Principalmente son dos temas a vencer: lograr la infraestructura necesaria, un ecosistema de soporte porque actualmente no lo hay, además de la reducción de costos en las baterías. “El sistema de transporte mayor, como todos los sistemas del mundo, requiere de una infraestructura. Por ejemplo, cuando voy a comprar un vehículo de diésel para transportar mercancías a un concesionario de cualquier marca, me preocupo por el precio del vehículo, de cuánto va a costar el mantenimiento, pero nunca me tengo que preocupar por quién me va a vender el diésel, quién me lo va a arreglar si se descompone. Para vehículos eléctricos no existe ese ecosistema de talleres, de refaccionarias”, explica. Añade que toda la cadena de valor para el transporte de combustión interna ya existe, pero tuvieron que pasar más de 100 años para lograrlo, por lo que en México ya hay más de 11 mil gasolineras, más de 50 mil talleres, hay miles de refaccionarias, etc. y, en lo que se refiere a movilidad eléctrica, todavía no. “Todo esto lo tiene que desarrollar el mundo muy rápidamente y tal vez sea una de las cosas que impida que el crecimiento de la movilidad eléctrica vaya a la velocidad que debiera. Muchos quisiéramos ver ciudades sin emisiones pero todavía va a tomar un poco de tiempo lograrlo ya que, para que veamos eso, va a tener que haber más vehículos eléctricos en las calles. Y para eso, tenemos que resolver el problema de las baterías. Tenemos que ver la infraestructura porque nadie quiere comprar un vehículo que no hay dónde se pueda reparar o que no hay muchas electrolineras donde los puedas cargar”, subraya el experto. Otro de los temas a enfrentar, dice, es la reducción en el costo de las baterías. Aunque año con año vienen a la baja, sus precios aún son altos. Para Sergio de la Vega, la electromovilidad es un fenómeno irreversible. Estamos en el inicio de una transición energética que podrá poner freno a las emisiones que aumentan el efecto invernadero pero, para ello, se debe de contemplar medidas financieras, urbanas, tecnológicas y regulatorias.

LAS TRANSICIONES ENERGÉTICAS

Sergio de la Vega explica que estamos en el inicio de una transición energética: un cambio fundamental de la manera en que generamos y usamos la energía. “La primera transición energética de la época moderna sucedió a inicios de la revolución industrial. Antes de eso, se ocupaba la fuerza natural o biomasa para generar trabajo y energía. Se ocupaba el viento a través de grandes molinos o se utilizaba madera en forma de leña dentro de nuestros hogares para cocinar y para los procesos industriales básicos en esa época”, expresa el experto. La biomasa tenía forma de alfalfa o de pasto, que eran el alimento de los caballos y de los animales de carga que, a su vez, eran los que transportaban al hombre de un lugar a otro. Con la revolución industrial se dio la transición de la biomasa al carbón. La primera parte de esta revolución se caracterizó por el uso del vapor de alta presión que movía las maquinarias y que se generaba a través de carbón. Esta manera de generar energía duró prácticamente todo el siglo XIX. Era una forma de energía primaria que no solo la usaba la industria, también se usaba dentro de los hogares. A finales del siglo XIX, se empezó a industrializar el uso del petróleo y sus derivados. Empezamos a vivir una nueva transición energética de carbón a petróleo. Surgieron los vehículos que comenzaron a moverse con base de petróleo; las casas tenían iluminación a través de este combustible y las cocinas comenzaron a trabajar con alguno de sus derivados. El mundo comenzó a funcionar a través del petróleo y, aunque no habían desaparecido del todo el uso de la biomasa ni el carbón, lo que más se comenzó a usar fue este combustible fósil.

En el siglo XX, por allá de los setenta y ochenta, el petróleo empezó a perder un poco de terreno para dejárselo al gas natural. Todos los países desarrollados empezaron a reemplazar la manera en que generaban electricidad y que calentaban sus espacios (con gas natural). Entonces, comenzamos a vivir una nueva transición. “Lo que está sucediendo hoy es que estamos comenzando a reemplazar todo lo que venía atrás: gas natural, petróleo, carbón… La electricidad será el energético primario y vamos a comenzar a utilizarla, pero no en forma de un combustible sino en forma de electricidad. “Hoy en día, aunque pudiéramos pensar que el mundo está electrificado porque llegamos a casa y hay un apagador, la realidad es que del 100% de energía que se consume cada día en el planeta, el 30% es electricidad y el otro 70% es combustión interna y el mejor ejemplo es el transporte”, finaliza.

El sector que más va a contribuir a la transición energética es el transporte que utilice aproximadamente el 30% de la energía que se utiliza cada día en el mundo. Es un solo sector el que puede hacer el cambio”, Sergio de la Vega, CEO de Citizens Resources.

El futuro ya nos alcanzó La transición energética es una demanda impostergable. De acuerdo con el Balance Nacional de Energía (2016) de la Secretaría de Energía (SENER), el sector transporte consume cerca del: 47 % nacional y contribuye con el 26% de las emisiones. 65% de esta energía proviene de gasolinas, 26% de diésel. 

La adopción de la electromovilidad representaría un cambio que afectaría de manera sustancial la economía de toda la cadena de suministro de gasolina y de diésel, haciendo obsoletas a 11 ,7 74 gasolineras a nivel nacional. -Comisión Reguladora de Energía (CRE).